A la camita

Más allá de poner límites… constancia y congruencia

Muchos padres y cuidadores de niños pequeños piensan que los límites y la disciplina significan ¨corregir¨ malas conductas, dar consecuencias y castigos a malos comportamientos y ponerles a los niños muchas reglas de conducta. La realidad es que los límites y la disciplina no tienen que ver solamente con corregir malos comportamientos, si no con fomentar buenos hábitos, con la autorregulación, la empatía, con aprender a seguir reglas, convivir en sociedad, etc.

¿Cómo logramos todo esto?

Lo primero es entender la etapa del desarrollo por la que están atravesando los niños y adaptar el ambiente. Por ejemplo, no le podemos pedir a un bebé de seis meses que sepa cuando es apropiado llorar y cuando no. Los bebés se comunican a través del llanto y no tienen la capacidad cognitiva para manipular. Los adultos debemos atender a sus llamados y proporcionarles seguridad y atención. No podemos ¨corregir¨ su llanto, pero si podemos ayudarlo a calmarse y poco a poco lo irá haciendo por sí mismo. Otro ejemplo, un niño de dos años que hace un berrinche y se tira al piso a la mitad del estacionamiento. Sabemos que los berrinches son normales en esta etapa y no podemos exigirle que ¨no haga berrinche¨, pero si podemos levantarlo del piso y llevarlo a un lugar más seguro para que se tire al piso y llore sin peligro. Otro ejemplo más, un niño de cinco años que al intentar verter la leche en un vaso riega todo el litro de leche en el piso; sabemos que esta edad es importante para ellos sentirse que pueden lograr cosas solos y cooperar, pero también sabemos que aun se encuentran en el proceso de controlar sus movimientos. En lugar de ¨regañarlo y castigarlo¨ por haber tirado la leche podemos pedirle que la próxima vez vierta la leche en una jarra de plástico, además podemos pedirle que ayude a limpiar la leche del piso.

El siguiente paso es preguntarnos qué reglas , hábitos y valores queremos fomentar en los niños. Yo no te puedo decir qué está permitido en tu casa y qué no ya que cada familia tiene valores distintos. Por ejemplo, para algunas familias no está permitido que los niños vean la Televisión mientras comen y para otras no es un problema. Lo que es importante es entender es el por qué de esa regla. ¿Qué valor o hábito quieres fomentar? Tal vez sea que es importante para ti comer en familia y conversar, tal vez sea porque no quieres que se distraigan mientras comen o tal vez lo haces porque esa era una regla de casa de tus papás y ahora tú la sigues sin cuestionarla. Es importante el para qué de nuestras reglas y en si aún no tienes reglas en tu casa. ¿Qué hábitos te gustaría fomentar en tus hijos?

El tercer paso, es el más difícil de todos. La constancia y la congruencia. Si quieres inculcar en tus hijos un hábito o un valor, debes de empezar por ti mismo. Por ejemplo: Si una regla de tu casa es que no se dicen groserías, entonces tú tampoco debes decirlas enfrente de los niños, ni reírte cuando las dicen. Todos los adultos que viven en casa deben de seguir la misma regla y hacer un frente común. Para los niños pequeños es muy importante que las reglas se apliquen SIEMPRE. Ellos no pueden comprender aun que a veces las reglas se pueden ajustar dependiendo de las circunstancias. Asi que si tu dices que en tu casa ¨No se pega¨, entonces nadie en la familia debe de pegarle a nadie, sin excepción. Recuerda que tus hijos pequeños copian todo lo que ven. Tú eres el modelo.

Cuando tratamos de formar hábitos y valores es muy importante que seamos constantes . Los niños aprenden a través de muchas repeticiones. Las rutinas y los horarios son importantísimos para ellos, porque los hace sentir seguros y saben qué esperar de su medio ambiente. Cuando no somos constantes con una rutina o con una regla, los niños aprenden que las reglas que ponemos los adultos no son tan importantes y pueden llegar a ser muy creativos para encontrar razones para no seguirlas. Para algunos niños, basta con una sola vez que hagamos excepciones sobre reglas para que se salgan de la rutina. Por ejemplo, si siempre los llevas en el coche en su silla y amarrados, pero de pronto te relajas y empiezas a usar la silla del coche a conveniencia, es posible que después protesten cuando decides amarrarlos a la silla de nuevo y que inventen pretextos para no hacerlo. Esto no quiere decir que tengamos que ser totalmente rígidos con todas la reglas, pero si que lo seamos con las más importante y sobre todo con las que tienen que ver con seguridad, respeto, dormir y hora de comer.

En cuanto al sueño también debemos poner límites, es decir, un niño puede elegir con qué juguete dormir, qué pijama ponerse, pero no a qué hora acostarse. No podemos comprometer las necesidades de sueño un niño. Nuestros tips para evitar batallas a la hora de acostarse: que los niños decidan qué cuentos y con que objeto de seguridad van a dormir. Pongan un número: leemos 2 cuentos, cantamos 1 canción, te tapo 1 sola vez.

Explícales todo lo que va a suceder, por ejemplo: faltan 3 hojas para terminar la historia, el reloj de mamá da una vuelta más y es momento para acostarnos ,etc.

Como ya se mencionó, los pequeñitos necesitan contención ya que esto les da seguridad, así que el poner reglas para la noche es de lo más favorecedor. Una vez que son capaces de seguir una rutina lo que sigue es fomentar silencio una vez que la luz está apagada y permanecer en la cama toda la noche (por poner algunos ejemplos en niños en los que su nivel de madurez aplica). Todo las rutinas y reglas que establezcas, cúmplelas de manera constante. Esta es la clave para llegar al objetivo buscado.

Cada familia es distinta y por tanto sus valores , hábitos y reglas. Sean cuales sean los hábitos que quieres fomentar la congruencia y constancia son la clave para que tus pequeños se ¨mantengan en el carril¨.

Mtra. Lucero González Franco Haghenbeck

Psicoterapeuta infantil y asesora para padres.
Fundadora de Coaching para papás
Facebook: https://www.facebook.com/coachingparapapasoficial/

Patricia Beltran  y Lucía Sabau

Asesoras en sueño infantil
A la Camita

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