A la camita

Terrores Nocturnos

Ver a nuestros hijos dormiditos, con esas caras de ángel y de paz es algo digno de contemplar, pero, ¿Qué pasa, cuando de un segundo a otro, nuestro pequeñito pega de gritos aterrado, en ocasiones hasta parece despierto, y no podemos lograr calmarlos?

Por ahí hemos oído de los “terrores nocturnos”, sin embargo, no tenemos realmente claro qué son ya que hay una gran diferencia entre “mami soñé feo” y un terror nocturno.

Una pesadilla es ese mal sueño que recordamos al despertar y que nos ha ocurrido a todos, niños y adultos. Un terror nocturno no es para alarmarse, no significa ningún daño psicológico, si nos ponemos técnicos: es una reacción súbita de miedo que sucede en la transición de una fase del sueño a otra, cuando pasa de la etapa más profunda no-REM a REM (Rapid Eye Movement). Afecta solamente entre el 3 y 6% de los niños y podrían ocurrir desde los 18 meses.

Se ha encontrado que las causas son:

  • Niños sumamente cansados, con agotamiento acumulado, estrés o con horarios demasiado flexibles.
  • Pasando alguna enfermedad, una meta de desarrollo o por un medicamento nuevo.
  • Dormir en un entorno nuevo o lejos de casa.
  • Apnea del sueño

Las características de un episodio son:

  • Sucede aproximadamente a las 2 o3 horas de que el niño concilió el sueño.
  • Tiene una duración de entre 5 y 15 minutos.
  • El niño puede gritar, llorar, sudar, estar agitado, inconsolable, tener abiertos los ojos y parece no reconocer a sus padres, hasta podrían rechazarlos (no olvidemos que están dormidos)

La mejor manera de reaccionar es evitando despertarlos, no tocarlos, no cargarlos y darles seguridad calmadamente con la voz, pues lo único que logramos es prolongar el momento, desorientarlos y provocar que haga más difícil conciliar el sueño otra vez, solamente observar que no se hagan daño y esto pasará solo, su hijo al cabo de unos minutos se acostará para seguir durmiendo plácidamente sin tener memoria de que algo sucedió. En realidad un terror nocturno solamente es dramático para el testigo. No se debe tocar el tema a la mañana siguiente con el niño para no dar ideas y la mejor manera de tratarlos es reduciendo el cansancio y estrés en nuestros hijos, manteniendo una rutina antes de dormir y horarios consistentes, acostándolos en horas adecuadas.

Bibliografía: West, Kim. Good Night Sleep Tight. Do capo.2010;  www.kidshealth.org

Más artículos de tu interés

WhatsApp